Es posible que estés pensando: "Mis problemas no son problemas reales. Otras personas los tienen mucho peores.
Todos podemos beneficiarnos de una perspectiva externa y de la conexión con otro ser humano. Además, mi entrenamiento nos permite procesar lo que estás sintiendo de una manera diferente a la que quizás puedas sentir con un amigo o familiar. Independientemente de tus preocupaciones específicas, no deberías tener que sentarte solo con ellas.
Hay sanación en las conexiones que formamos con los demás, y eso incluye una relación terapéutica. La investigación en neurociencia humana nos dice que estamos programados para apegarnos a los demás. Las conexiones son vitales para nuestra supervivencia, especialmente en estos días en los que seguimos aislados como resultado de la pandemia de COVID-19.
Si quieres conocer más de esto y resu¿olver tus dudas, puedes seguir esta liga y luego regresar a ver tus otras preguntas.
Si no estás seguro de si es adecuado para ti, estoy en la mejor disposición de responder a cualquier pregunta quetengas sobre mí o el proceso. ¡Solo tienes que pedirlo!
Durante la primera sesión es importante utilizar un momento para determinar la forma de trabajo entre el consultante y el terapeuta.
A eso se le llama encuadre. En corto es establecer las reglas que se deben seguir por los participantes.
Los puntos importantes son: citas, cancelaciones, costos, duración de cada sesión, sesiones no programadas, llamadas por teléfono, etc.
Si estás considerando la terapia, supongo que probablemente quieras sentirte mejor, hacer cambios o mejorar una relación.
Comenzar la terapia puede parecer un poco desalentador, pero con solo entrar has dado el primer gran paso. Dependiendo de lo que te gustaría trabajar, es posible que descubras que te sientes mejor rápidamente o que te lleve un poco más de tiempo.
La terapia es un proceso que no tiene horario. Mi sugerencia es que confíes en el proceso, te mantengas abierto y te comuniques con tu terapeuta si te preocupa que la terapia no sea tan efectiva como te gustaría.
No estás amarrado. La terapia es un proceso que involucra personas. Si las personas no se llevan bien por alguna razón, no hay un compromiso de terminar el proceso.
La programación se da semana a semana, revisando lo que sucede. Es importante que te sientas cómodo con la persona con la que trabajas y que sea una buena opción terapéutica.
Si en algún momento sientes que no estamos trabajando bien juntos, eres absolutamente libre de dejar de hacerlo y, si lo deseas, te ayudaré a encontrar a alguien más con quien puedas trabajar mejor.
Comenzar la terapia con alguien que no conoces puede ser un poco estresante. Aquí tienes una buena idea de lo que puedes esperar cuando vengas a verme:
La primera sesión es un momento para que descubra más sobre ti y lo que te llevó a la terapia.
Te haré algunas preguntas y te animaré a que compartas lo que sea que te gustaría que supiera.
Al final de la sesión, comprobaremos cómo fueron las cosas y si quieres programar otra sesión.
La respuestaclaramente es que no: los psicoterapeutas no le damos directivas a los consultantes de cómo deben vivir sus vidas. Son sólo ellos son quienes deben dar una orientación su existencia. En gran parte de esto trata la terapia
Sin embargo, hay casos según el tipo de patología, de terapia y estilo personal del consultante, la psicoterapia puede ser más o menos directiva. Esto de ningún modo quiere decir que el terapeuta dé esas indicaciones de las que se mencionaron, si no que el nivel de participación en el proceso puede ser más o menos activo. Esto se ve reflejado en que se puedan proponer algunas actividades para que el consultante realice, como la lecturas o tareas orientadas al cumplimiento o un análisis más profundo de las metas terapéuticas.
La terapia debe generar un espacio en que el paciente sea quien se haga cargo de su propia existencia y de sus decisiones vitales y el terapeuta debe reforzar esta situación.
Se puede entender como la aceptación positiva incondicional, en la que el psicoterapeuta tiene una actitud de absoluto respeto y aceptación de las experiencias, vivencias, sentimientos y opiniones del consultante.
Comienza a establecerse desde el momento en el que el consultante establece contacto con el terapeuta. Desde ese momento de encuentro entre estas dos personas, se intenta conseguir que la terapia se convierta en un clima de confianza, de cercanía, en el que el paciente se sienta cómodo y sienta que está en un entorno seguro, donde podrá abrirse para exponer sus miedos y necesidades sin temer ser juzgado.
La alianza terapéutica en psicoterapia es sumamente importante. El valor que adquiere en la relación entre consultante y terapeuta es crucial, tanto que llega a determinar el éxito de la psicoterapia. Si el paciente no tiene una buena relación con su psicólogo, no siente ese “feeling” o confianza con su psicoterapeuta, la terapia puede arrastrar un importante lastre que dificultará la recuperación y mejoría del paciente.
Puede resultar hasta común que se le mienta a su psicólogo o intente manipular la información que provee y eso depende del contexto del mismo consultante.
Es probable que el paciente se sienta tentado de mostrarse mejor de lo que está o peor según el beneficio que pueda percibir por ello, que intente mostrarse de una u otra forma cuando acude a una terapia que él mismo solicitó.
La respuesta es sí. La gente puede mentirle al psicólogo. Cada profesional, según su pericia será más o menos hábil en detectar esas mentiras. Existen herramientas técnicas específicas que nos ayudan a verificar si sospechamos que un paciente está mintiendo.
En todo caso, habría que indagar cuál sería la motivación para tal comportamiento.
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